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NOTICIA
AKENATÓN
EL PRIMER REVOLUCIONARIO DE EGIPTO

El rey padre de Tutankamón puso de cabeza la religión, el arte y la política del antiguo Egipto y, luego, su legado fue sepultado. Sin embargo, hoy perdura como símbolo de cambio.


Por Peter Hessler

Fotografías de Rena Effendi


A VECES, EL COMENTARIO MÁS PODEROSO SOBRE UN REY LO HACEN QUIENES GUARDAN SILENCIO.


Una mañana, en una aldea del Alto Egipto, localizada unos 300 kilómetros al sur de El Cairo, llamada Amarna, me encontré frente a una mesa de madera sobre la que yacía una colección de huesos frágiles y pequeños. “Aquí tenemos la clavícula y el húmero, las costillas, las tibias y los peronés –me informó Ashley Shidner, bioarqueóloga estadounidense–. Este debe tener como uno y medio o dos años”.

Describía el esqueleto de un niño que vivió en Amarna hace más de 3 300 años, cuando el sitio era la capital de Egipto. La ciudad fue fundada por Akenatón, un monarca que, junto con su esposa Nefertiti y su hijo Tutankamón, ha cautivado la imaginación moderna tanto como ningún otro personaje del antiguo Egipto. En cambio, esta osamenta anónima se obtuvo de una tumba sin marcas y los huesos muestran rastros de desnutrición, condición que Shidner y otros han observado en los restos de docenas de niños de Amarna. 

“El retraso en el crecimiento empieza hacia los siete y medio meses –prosiguió Shidner–. Es entonces cuando se inicia la transición de la lactancia materna a la comida sólida”. Pero esa transición parece haberse demorado para muchos niños de Amarna. “Es posible que la madre haya determinado que no había suficiente comida”.

Hasta hace poco parecía que los únicos que no habían opinado sobre el legado de Akenatón eran sus súbditos. Otros han tenido mucho que decir sobre el soberano, quien gobernó desde 1353 a. C. hasta 1336 a. C., y trató de transformar la religión, el arte y el gobierno de Egipto. En su mayoría, los sucesores de Akenatón se expresaron con desprecio sobre su reinado y el propio Tutankamón emitió un decreto en el que criticaba las condiciones durante el régimen de su padre: “Esta tierra estaba afligida; los dioses habían abandonado esta tierra”. Durante la siguiente dinastía, Akenatón fue llamado “el criminal” y “el rebelde”, y los faraones destruyeron sus estatuas e imágenes, intentando borrarlo por completo de la historia.

Las opiniones han pasado al otro extremo en tiempos modernos, cuando los arqueólogos redescubrieron a Akenatón. En 1905, el egiptólogo James Henry Breasted describió al rey como “el primer individuo en la historia humana”. Para Breasted y muchos otros, Akenatón fue un revolucionario

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